A veces me pregunto cómo llega Eitan a ciertos pensamientos.
Me dice: Papi, fijate... si agarrás una letra de cada nombre entre el mío y el de Dylan, igual sigue sonando Eitan. Fijate E de Eitan, Y (la segunda letra de Dylan), T, A, N. ¡Eytan!
Y yo... me quedo sin palabras pensando que esa cabecita tiene que encontrar su lugar en el mundo, porque algo especial pasa ahí adentro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario