Dylan aprendió a escribir su nombre en hebreo. Le dije que le diese una sorpresa a la maestra jardinera escribiéndolo. Al día siguiente le pregunto y me dice:
"No pude, porque cuando salimos al arenero, a los nenes que se portan mal los mandan adentro a dibujar. Yo me quise portar mal, pero no me salió".
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